Declaratoria No. 6: ¿Quién dice la verdad?
Te volví a ver. A tocar. A rozar pieles y sueños. Palabras y posturas. Juegos de mentiras y medias verdades que nos abrazan, nos unen y separan. Dices sentir esto, aunque ocurre aquello. Digo pensar uno, cuando anhelo tres o cinco. Mentimos. Las mentiras batallan por descubrirse una a la otra, por cercenar la cabeza a ver quien cae primero. Nadie cede, nadie habla de más ni de menos. Yo no lo haré. Esperaré un pretexto etílico para hacerlo, mientras tú continuarás en una postura corregida y aumentada, fingiendo. Lo sé. Lo sabemos. Mentimos. Para creer que eres quien no eres. Para guardar en lo más profundo lo que siento. Mentimos. Lo hacemos para que no duela. Sin embargo nos engañamos. Ambas cosas saltan a la vista. Tú, yo, tu naturaleza tramposa y chapucera, mi esencia ridícula y cursi.
Nos encontramos. Colores olvidados, miradas perdidas, recuerdos anegados. Reviven sin piedad. Me acribillan. Maravilla de la bioquímica humana o error evolutivo. Ojalá pudiera no sentir y olvidarme por completo de ti. Nuevamente me dañas, perjudicas con tu cercanía. ¿Por qué sigo aquí? Ni idea. Desde que te conocí es la pregunta sin respuesta. Han pasado años y sigues aquí. ¿Cuánto más? Intento resolver esa duda.
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